Avance Educativo de la Unión Puertorriqueña de los Adventistas del 7mo Día

Avance Educativo de la Unión Puertorriqueña de los Adventistas del 7mo Día

viernes, 18 de noviembre de 2011

Boxeador colombiano, ahora adventista, asiste a Campestre Nacional de Conquistadores

Bogotá. Colombia. (Departamento de Noticias) El boxeador, Johnny Pérez asistió, con su familia, al 1er campestre Nacional de Conquistadores de la Unión Colombiana del Norte (UCN), realizado en territorio Santandereano del 11 al 16 de octubre. Pérez, ex campeón mundial Gallo de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), estuvo participando del evento como adjunto del Club El Shaday, que pertenece a la Iglesia Adventista La María de la ciudad de Cartagena. Adventista desde el mes de septiembre. Johnny contó un poco de su historia al ser entrevistado por el pastor Ezequiel Rueda, director de comunicación de la Unión Colombiana del Norte.
Johnny practica el boxeo desde los 8 años de edad, y permaneció en ese deporte por 24 años, de los cuales 6 fueron en el área profesional. Al responder sobre cómo conoció el evangelio manifestó, “Conocí a Jesús a través de mi madre, y mi hermano. Después mi esposa y mi hijo mayor aceptaron a Jesús. Yo me bauticé el 25 de septiembre y mi deseo es que Dios me fortalezca y me ayude a estar firme en Él”. Fue en una campaña de evangelismo, realizada en septiembre por el pastor y evangelista Daniel Ospina, que Johnny tomó la decisión. “Llegó triste a la iglesia. En el momento del llamado pasó al frente y pidió ser bautizado esa misma noche. Su decisión sorprendió a todos los presentes, nadie sabía, hasta ese momento, quién era él. Esto ocasionó que de 3 bautismos planeados para esa noche se llegara a 29 bautismos, gloria a Dios”, relató emocionado el pastor Ospina, quien además contó que a partir de su bautismo, el deportista comenzó a invitar personas a la campaña y no falto una sola noche En ocasión de su bautismo Johnny se dirigió a la iglesia y presentó su testimonio que concluyó con una contundente frase en el lenguaje del deporte que practicó por 24 años: “Dios me noqueó, me tiro a la lona y yo quiero que Él los tire a ustedes también”. Esa noche también se quitó los collares y los entregó como su primera ofrenda para Dios. Durante el campestre de conquistadores el boxeador dejó un mensaje para los jóvenes adventistas “Quiero decirle a la juventud que la verdadera felicidad se encuentra en los caminos de Dios. Las cosas del mundo nos parecen hermosas, atrayentes, pero muchas veces nos equivocamos. Yo creo que la verdadera felicidad está en Cristo Jesús”. Finalmente Johnny agradeció al personal del evento, y manifestó su satisfacción de ser un miembro activo de la iglesia.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Importante documento en cuanto a la Filosofía Adventista acerca de la Música

Barquisimeto, Venezuela (Departamento de noticias)
La Unión Venezolana Antillana ha establecido un documento acerca de la filosofía Adventista del Séptimo Día en cuanto a la música. El documento declara: “Dios ha entretejido la música en la trama misma de su creación. Leemos que cuando hizo todas las cosas “alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios” (Job 38:7). El libro de Apocalipsis describe el cielo como un lugar de alabanza incesante. Debido a que Dios hizo al ser humano a su imagen, compartimos el amor y el aprecio por la música con todos los seres creados. De hecho, la música puede tocarnos y conmovernos con un poder que va más allá de las palabras o cualquier otro tipo de comunicación. La mejor música, la más pura, eleva nuestro ser hasta la misma presencia de Dios, donde los ángeles y los seres no caídos lo adoran con cánticos. Pero el pecado ha lanzado una plaga sobre la creación. La imagen divina ha sido desfigurada y casi borrada. En todos los aspectos de este mundo los dones de Dios nos llegan con una mezcla del bien y del mal. La música puede elevarnos hasta la experiencia humana más sublime o puede ser usada por el príncipe del mal para rebajarnos y degradarnos, para despertar sensualidad, pasiones, desesperación, ira y odio.
La mensajera de Señor, Elena G. de White, continuamente nos anima a elevar nuestra perspectiva en cuanto a la música. Ella nos dice: «Cuando no se abusa de la música, esta es una gran bendición; pero mal empleada, es una terrible maldición» (El hogar cristiano, página 371) «Debidamente empleada, es un precioso don de Dios, destinado a elevar los pensamientos hacia temas más nobles, y a inspirar y levantar el alma» (La Educación, página 167). En cuanto al poder del canto, ella escribe: «Es uno de los medios más eficaces para grabar en el corazón la verdad espiritual. Cuán a menudo la memoria recuerda alguna palabra de Dios al alma oprimida y a punto de desesperar, (mediante el tema olvidado de algún canto de la infancia), y entonces las tentaciones pierden su poder, la vida adquiere nuevo significado y nuevo propósito y se imparte valor y alegría a otras almas Como parte del servicio religioso, el canto no es menos importante que la oración. En realidad, más de un canto es una oración. Al conducirnos nuestro Redentor al umbral de lo infinito, inundado con la gloria de Dios, podremos comprender los temas de alabanzas y acción de gracias del coro celestial que rodea el trono, y al despertarse el eco del canto de los ángeles en nuestros hogares terrenales, los corazones serán acercados más a los cantores celestiales. La comunión con el cielo empieza en la tierra. Aquí aprendemos la clave de su alabanza. (La educación, página 169). Como Adventistas del Séptimo Día, creemos y predicamos que Jesús pronto vendrá otra vez. En nuestra proclamación mundial de los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-12 llamamos a todos los pueblos para aceptar el evangelio eterno, alabar a Dios el Creador y prepararse para encontrar a nuestro Señor en su pronto regreso. Desafiamos a todos a elegir lo bueno y no lo malo, para que «renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo» (Tito 2:12,13). Creemos que el evangelio afecta a todos los aspectos de la vida. Por eso, sostenemos que, dado el vasto potencial de la música para el bien o para el mal, no podemos ser indiferentes ante ella. Aunque percibimos que los gustos en música varían en gran manera de un individuo a otro, creemos que la Biblia y los escritos de Elena G. de White sugieren principios que pueden moldear nuestras elecciones. «Música Sacra» (también llamada música religiosa) es una expresión que se usa en este documento para designar a la música que se centraliza en Dios, y en temas bíblicos y cristianos. En la mayoría de los casos, es música compuesta para ser utilizada en los cultos, en las reuniones de evangelización, o en la devoción personal, y puede ser música vocal e instrumental. Sin embargo, no toda música considerada sacra/religiosa puede ser aceptable para un Adventista del Séptimo Día. La música sacra no debe evocar asociaciones seculares o invitar a la conformidad con normas mundanas de pensamiento o comportamiento.
«Música secular» es la música compuesta para ambientes ajenos al servicio de culto o de devoción personal. Apela a los asuntos comunes de la vida y a las emociones básicas del ser humano. Proviene de nuestro ser interior y expresa la reacción del espíritu humano ante la vida, al amor y el mundo en el que el Señor nos ha colocado. Puede elevar o degradar moralmente al ser humano. Aunque no está destinada a alabar a Dios, puede tener un lugar legítimo en la vida del cristiano. En su selección debe seguirse los principios presentados en este documento. Principios para guiar al cristiano. La música con la que se deleita el cristiano deber ser dirigida por los siguientes principios: 1. Toda la música que el cristiano escuche, interprete o componga, ya sea sacra o secular, glorificará a Dios: «Si pues coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios» (1 Corintios 10:31). Este es el principio bíblico fundamental. Cualquier cosa que no pueda satisfacer esta norma elevada debilitará nuestra experiencia con el Señor. 2. Toda la música que el cristiano escuche, interprete o componga, ya sea sacra o secular, debe ser lo más noble y lo mejor. Como seguidores de Jesucristo que esperamos y anhelamos unirnos a los coros celestiales, consideramos la vida en esta tierra como una preparación para, y un anticipo de, la vida por venir. De estos dos fundamentos (glorificar a Dios en todas las cosas, y elegir lo más noble y lo mejor) dependen los demás principios los demás principios que se presentan a continuación para la selección musical. 3. La música debe caracterizarse por ser calidad, equilibrada, apropiada y auténtica. Fomentará nuestra sensibilidad espiritual, psicológica y social, y nuestro crecimiento intelectual. 4. Apelará tanto al intelecto como a las emociones y tendrá un efecto positivo sobre el cuerpo. 5. La música revelará creatividad y estará compuesta con melodías de calidad. Cuando utiliza armonía, esta debe ser usada de una forma interesante y artística, con ritmos que la complementen. 6. La música vocal empleará letras que estimulen positivamente nuestras habilidades intelectuales así como nuestras emociones y nuestra fuerza de voluntad. Las buenas letras son creativas, ricas en contenido y de buena composición. Se concentran en lo positivo y reflejan valores morales; educan y elevan, y se corresponden con una teología bíblica sólida. 7. Los elementos musicales y literarios deben obrar armoniosamente unidos para influir sobre el pensamiento y la conducta, en concordancia con los valores bíblicos. 8. La música debe mantener un equilibrio prudente de los elementos espirituales, intelectuales y emocionales. 9. Debemos reconocer y aceptar la contribución de distintas culturas en la adoración a Dios. Las formas y los instrumentos musicales varían en gran manera dentro de la familia Adventista del Séptimo Día mundial, y la música proveniente de una cultura puede sonar extraña para alguien de cultura diferente”.