Avance Educativo de la Unión Puertorriqueña de los Adventistas del 7mo Día

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miércoles, 14 de septiembre de 2011

¿CUAL ES TU CRUZ?

Cada persona, quiéralo o no, tiene su propia cruz. Para algunos puede ser liviana. Para otros no tan liviana.”Nadie sabe con la sed que otro bebe”, reza un pensamiento. Se dice que “no hay cristianismo sin cruz, ni tampoco corona sin estrellas”. Recuerdo vívidamente un pensamiento que escribí para nuestra clase de graduandos: “Al éxito se llega allanando las dificultades… sin ellas no hay éxito”. Una gran verdad. Para triunfar en la vida hay que tener aspiraciones, sacrificios, problemas que afrontar, batallas que ganar,empresas que alcanzar. Pero cuan gratificante y satisfactorio es reconocer que al final del camino recorrido, podemos mirar atrás con alegría al comprobar que lo hemos superado todo, porque el triunfo nos espera. Se cuenta la leyenda de un caminante que en su largo camino debía llevar una cruz a cuestas. Era una cruz muy pesada para él. Una cruz de hierro, difícil por llevar en su recorrido diario. Molesto con su cruz, clamó al Señor, que por misericordia le cambiara esa cruz onerosa. Preferiría mejor, una cruz menos pesada. Una cruz de rosas…para llevar consigo la fragancia del perfume de la flor. Su petición fue concedida. Al día siguiente muy contento, (con la alegría del jibarito), se encontró que ahora con esta nueva cruz que esparcía la exquisitez de su aroma. Pero… ¿Que paso? Noto con gran dolor y cansado por el viaje que las espinas punzantes, habían lacerado su piel y las heridas eran ya molestas y dolorosas. Entonces, de nuevo busca al señor, y en esta ocasión es para rogarle que por favor, le cambiara la cruz. Preferiría una cruz un poco más pesada pero no tan dolorosa. Tal vez una cruz reluciente como el oro podría ser la ideal. Pero que sucedió. Unas pocas horas mas adelante tres maleantes especialistas en el robo de oro lo asaltaron... Le quería arrebatar su preciada cruz. Se defendió como pudo. Pero vencieron los maleantes con profundas heridas y golpes realizadas con armas punzantes. En la noche, después de su triste y también doloroso día, solicita ahora que le devuelvan su cruz de hierro. Pero que le concediera al menos, no llevarla sólo sino con la ayuda de nuestro poderoso Dios.
Es interesante. La máxima del evangelio presentado por el mismo Señor es la siguiente. “Si alguno quiere venir en pos, niéguese a si mismo, tome su cruz cada día y sígueme”. (Lucas 9:23). Pablo, el apóstol, fue un vivido ejemplo, de una vida de luchas y pruebas que antes de morir presentó esas conmovedoras e inspiradoras palabras pronunciadas con vehemencia: “He peleado la buena batalla, he acabado mi carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me esta guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, no sólo a mi sino a los que aman su venida”. (Timoteo 4:7-8) Pregunto: ¿Cuál es tu cruz? Veamos. 1. Una terrible enfermedad que le aqueja. 2. Un hijo rebelde y descarriado. 3. Un accidente fatal. 4. Una noticia desagradable. 5. Un trauma producido en la niñez. 6. Maltrato físico mental o emocional. 7. Problemas financieros que le preocupan. 8. Velar por unos padres ancianos o inválidos. 9. Un enemigo gratuito que constantemente le acecha. 10. Un desempleo inevitable. 11. Una lucha constante por alcanzar un desafío. 12. Una aspiración no alcanzada. 13. Una debilidad no vencida. 14. Un divorcio inevitable. 15. Un fracaso no esperado. 16. Una que otra injusticia cometida. 17. Discrimen social religioso o político 18. Tristemente considerado como persona no grata. 19. Insomnio sin desearlo. 20. Envidiosos que le hacen la vida difícil. 21. Un acoso sexual o laboral. 22. Un divorcio inevitable. 23. Un esposo(a) malgeniado(a) 24. Una perdida irreparable. 25. Una preocupación constante y sin razón. 26. Un dolor en el corazón sin causa justificable. 27. Un hijo ingrato o criticón. 28. Inseguridad con pensamientos fatales. 29. Temores innecesarios y sin control 30. Un esposo violento o mal tratante. 31. Un problema que no se encuentra solución alguna. 32. Una herida sin sanar causada por ser querido 33. La ingratitud de un amigo o familiar. 34. Una constante melancolía sin motivo alguno La cruz es la insignia del cristianismo. La corona la insignia de una vida victoriosa. No importa cuan pesada sea nuestra cruz. Solos no podemos llevarla. El consejo bíblico es:”Encomienda a Jehová tu camino, confía en él. Y él hará”. (Salmo 37:5). “Reconócelo en todos tus caminos. Y él enderezará tu vereda” (Prov. 3. 9). Dos hermoso canticos dicen lo siguiente: “Si sufrimos aquí, reinaremos allí, en la gloria celestial. Si llevamos la cruz por amor de Jesús, la corona él nos dará”. (E. Turrall)
“A cualquiera parte sin temor iré, si Jesús dirige mi inseguro pie. Sin su compañía todo es vapor. Si El me guía no tendré temor” (G.M. Alexander) Que no seamos una cruz para los demás. Por el contrario, una bendición y manifestación de aprecio y admiración por la forma correcta y aceptable de llevar esa inevitable cruz. ¿Cuál es tu cruz? Es la pregunta del señor Jesucristo. ¡Cuenta conmigo!... ¡Quiero ayudarte! Es su respuesta maravillosa. DRA Miriam Hernández

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