Avance Educativo de la Unión Puertorriqueña de los Adventistas del 7mo Día

Avance Educativo de la Unión Puertorriqueña de los Adventistas del 7mo Día

jueves, 7 de julio de 2011

CORREGIR ES ENSEÑAR

Corregir es enseñar
Como padres y educadores tenemos una gran tarea por realizar. El mundo está como está por falta de una verdadera educación y una corrección acertada. Un crítico educador declara: “La disciplina es el segundo mejor regalo que los padres pueden darles a sus hijos. El amor, obviamente, es el primero”. El trato amoroso basado en el respeto, la confianza y el diálogo es el mejor camino para corregir a los niños y alumnos. El mal comportamiento surge como un intento de responder cuando no estamos bien claros y definidos sobre lo que esperamos de ellos. Muchas veces “esas necedades de conducta” pueden ser la forma de decirnos que les ayudemos para establecer las normas apropiadas y les enseñemos la manera correcta de cumplirlas. Un niño es disciplinado cuando se siente bien consigo mismo, cuando se le respeta su forma de ser, cuando se le enseña correctamente, cuando se establecen las pautas a seguir y castigos adecuados.
No debemos utilizar la disciplina del terror o métodos de o torturas disciplinarias tales como: persistentes palizas, amenazas, humillaciones en público, maltratos emocionales, abusos y extorsiones. Insultos constantes, coscorrones y pellizcos, de rodillas contra la pared o amarrarlos de la pata de la cama, el cuarto oscuro, la ducha helada, el ayuno obligatorio, prohibición de salir, no permitirle decir lo que piense, comida obligatoria, una semana sin ver la tele, y otras más.
Por otra parte, pegarles a los niños es abusar de ellos. Es utilizar la fuerza ante personas indefensas. El maltrato deteriora las relaciones entre padres e hijos. Genera ambivalencia y se pierde el respeto humano. Se siembra el resentimiento y al llegar a la edad adulta son propensos a maltratar a otros o dejarse maltratar. Los padres que fueron maltratados tienden a maltratar a los hijos. Nunca use castigos que humillen o avergüencen. Cuando considere que debe castigar a su hijo sea firme y no severo. El niño aprende cuando sus padres se mantienen en su decisión, no por el castigo en si mismo sino por la razón del castigo. Advierta y no amenace. Las advertencias son un aviso de lo que pudiera suceder en caso de una mala conducta. Las amenazas por lo general no se concretan. No castigue impulsivamente o cuando ha perdido el control. Cumpla siempre sus promesas bien sea un castigo o un premio. Cuando corrija a su hijo evite los gritos y las amenazas. Diríjase a la conducta y no a los sentimientos o a la persona. Las siguientes frases no son correctas para una disciplina apropiada: “que niño tan desobediente”, “que hija tan necia”, “que niño tan maleducado”, “eres un desordenado”, “ya vas a llorar… te pareces a una mujercita llorona”, “deja de ser tan malgeniada”, “por tu culpa vamos a llegar tarde”, “que pasa que aún no te has puesto los zapatos”. Es mucho mejor decir: “quiero que seas un hijo obediente y servicial”, “tú no eres necia… eres inteligente”, “me gusta ver a los niños educados y respetuosos”, “parece que tu cuarto está desordenado... vamos a ordenarlo para que siempre se mantenga lindo”, “Dime, por qué estás llorando, ¿puedo ayudarte?”, “me encanta verte feliz y no malgeniada”, “no quiero culparte … pero si no nos apuramos vamos a llegar tarde”, “Ven voy ayudarte a ponerte los zapatos para que no llegues tarde y seas puntual”.
Es importante al corregir considerar lo siguiente:
• No compare a sus hijos con los demás niños. Cada niño tiene sus propias cualidades y sus propios defectos. No le diga “es que tu hermano obedece y tú no”.
• Use palabras bien seleccionadas. Palabras ofensivas, bruscas o de mal sabor no deben existir en ninguna corrección.
• Sea paciente al corregir. No corrija si está fuera de control.
• Indique las ventajas de cumplir las normas. Muéstrele que bien vale la pena el ser educado, obediente y respetuoso.
• Ofrezca alternativas para una efectiva corrección. ”Si te vistes pronto, tendrás más tiempo para jugar”.
• Que el niño señale su propio castigo. En esta forma es él quien se disciplina por sí mismo y aprende así a tomar sus propias decisiones.
• Sea un ejemplo para su hijo. No le diga que haga lo que usted no puede hacer. O prometa lo que no puede cumplir.
Si usted ha mostrado límites claros y definidos a sus hijos cuando son pequeños, cuando lleguen a la adolescencia, podrá negociar con ellos y logrará desarrollar una comunicación abierta y efectiva.
No pasemos por alto una falta, hagamos la corrección correcta y a tiempo, y así nos evitaremos problemas que bien podemos solucionar con anticipación.

Dra. Míriam Hernández

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