Avance Educativo de la Unión Puertorriqueña de los Adventistas del 7mo Día

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jueves, 7 de julio de 2011

… HASTA QUE EL TRABAJO LOS SEPARE

El trabajo es una bendición que todos debemos conservar. Para algunas personas el trabajo es lo más importante de su vida. Lo demás es secundario, incluso su propia familia. Pero se equivocan. Los expertos en psicología laboral señalan “que los llamados workaholics (adictos al trabajo) son víctimas de su propia percepción de la realidad, que se retroalimenta a través de su inconsciente adicción al trabajo… Muchos de ellos terminan en una rotura matrimonial o en un infarto”.
El desear que nuestra familia tenga de todo, caemos en la trampa de negarles lo más importante, nuestro tiempo y cariño. Un niño le pregunta a su papá. Papi… ¿cuánto ganas? Me pagan por horas de trabajo. Fue la respuesta. Bueno… y ¿cuánto te pagan por cada hora? Me pagan a diez dólares la hora…ahora con los descuentos de seguro social, impuestos (income tax), plan de salud, retiro y otras cuentas creo que me quedan aproximadamente cinco dólares por cada hora. Te felicito... Gracias a Dios porque tienes un buen trabajo. A la semana siguiente el niño le dice: mira papi reuní los cinco dólares que te pagan para que podamos ir al parque a jugar por una hora”.

Los adictos al trabajo ('workaholics') suelen ser individuos con muy poca autoestima, que asocian el valor de una persona con su éxito profesional. Por lo tanto, se olvidan del hogar y de los momentos dedicados a la familia. Disfrutar del trabajo y estar comprometido con la empresa es una cosa. Ser adicto al trabajo es otra cosa distinta. Una característica típica de estos adictos es que se sienten culpables cuando no están trabajando. Salen temprano en la mañana y regresan en la noche cuando los niños duermen. Y pensar en unas buenas vacaciones…¡imposible! No hay quien haga el trabajo responsablemente. El adicto al trabajo tiene la tendencia al aislamiento social, el agotamiento, un excesivo sentido de responsabilidad. Pierde la satisfacción placentera de estar con su esposa y con su familia.

¿Por qué la persona se vuelve adicta al trabajo?

• Por su estilo de vida. Siempre se encuentra de prisa o quiere atender dos o más tareas a la vez. No hay tiempo que perder.
• Por amor al dinero. No se encuentra satisfecho y quiere ganar más de lo necesario, y menos de lo indispensable.

¿Qué pasa con el adicto al trabajo?

• No saca tiempo para la diversión y el entretenimiento. Considera el descanso como una pérdida de tiempo y dinero. Tiene la obsesión de siempre quedar bien.
• No tiene control. Trata de planear y organizar en exceso lo que le corresponde.
• Es un perfeccionista. Una severa intolerancia a cometer errores.
• No toma en cuenta asuntos relacionados con la vida familiar. Por ejemplo, olvidarse de fechas importantes como aniversarios, bodas, cumpleaños de la esposa y de los hijos.
• Se torna impaciente e irritable. Como el tiempo lo considera una posesión muy apreciada, carece de paciencia y se irrita con facilidad. Si tiene que esperar se molesta fácilmente.
• Descuida su salud. No hay tiempo para ir al médico. Es muy común en los adictos, la obesidad, el estrés, la hipertensión, el insomnio y la falta de descanso diario.
• Ha perdido su autoestima. Su sentido de estima baja le conduce ansiosamente a la obtención de logros a expensas de la salud y del hogar. Busca la aprobación de sus superiores para aumentar sus niveles de autoestima.
• Aumenta su ambición personal. Se impone grandes metas para conseguir sus objetivos ambiciosos.
• Siente los deseos de competir. Quiere superarse ante los demás. Se esfuerza por ser el mejor trabajador. El más responsable.
• Busca mediante su adicción un medio para huir de sus problemas personales o familiares. Sus problemas le afectan y trata de olvidarse de ellos en el trabajo.

He aquí, amigos, algunos consejos para evitar serias complicaciones y un posible fracaso matrimonial.

• Tenemos que dedicar tiempo para la familia. Salir a caminar con la esposa y con los hijos para dialogar con ellos, entender sus necesidades e inquietudes personales.
• Anticipadamente planificar la vacación anual. Es necesaria para compartir con los hijos.
• Controlar los gastos personales. Mantenernos dentro de un presupuesto y no tener deudas comprometedoras.
• Programar un día de descanso en la semana. El consejo bíblico señala: “Acuérdate del día de reposo para consagrarlo al Señor (con la familia). Trabaja seis días y haz de ellos todo lo que tengas que hacer, pero el séptimo día es de reposo consagrado al Señor. No hagas ningún trabajo en ese día, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tus animales, ni el extranjero que viva en tus ciudades… (Éxodo 20:8-11, Dios Habla Hoy).
• Debemos establecer que la noche se hizo para el descanso y no para el trabajo o la diversión. El cuerpo necesita descanso. El acostarse temprano para levantarse temprano es una buena receta para la salud.

Nuestras familias merecen y esperan un tiempo de calidad. Debemos esforzarnos para lograrlo. El trabajo puede esperar pero la familia no. No olvidemos que si nos divorciarnos de la esposa nos divorciamos de nuestros hijos porque el tiempo sagrado que les pertenece se lo hemos dado al trabajo… y al final éste nos pasa la factura.

Germán Cortés
Educador en Salud Pública

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